Es un disco de fundición cuyo contorno está provisto de un aro dentado. Se sitúa a la salida del motor, justo antes del embrague. Está fijado al cigüeñal para transmitirle su movimiento de rotación.
El volante motor y sus funciones son absolutamente vitales para el vehículo. Su función es garantizar la transmisión de la rotación del motor desde las ruedas hasta el embrague y la caja de cambios.
Además, al formar parte tanto del embrague como del motor, desempeña funciones distintas, pero fundamentales. Asegura la transmisión de la rotación del motor, pero también su regulación. A través del embrague, el volante participa en el arranque del vehículo gracias a su aro.
Con los avances tecnológicos, la solicitación de los elementos de transmisión de los motores diésel es mayor por su par motor. Además, para que el volante motor no sea aún más pesado, los fabricantes han desarrollado un volante motor bimasa.
Consiste en dos masas conectadas por topes, rodamientos de bolas y un resorte. Una de las masas está conectada al cigüeñal y la obra a la transmisión del vehículo.
Reemplazar un volante motor convencional es más barato que un volante motor bimasa.
El volante motor que desempeña un vínculo esencial entre el motor y el embrague, también se le llama volante de inercia. El volante direccional, que no debe confundirse con el volante motor, permite al conductor dirigir su vehículo, mientras que el volante motor le hace un movimiento rotatorio por la fuerza motriz. Tiene la forma de un disco de fundición y se encuentra en la salida del motor. Su peso varía de 5 a 10 kg de media.
La función del volante es múltiple: limitar las sacudidas y las paradas, transmitir el movimiento de rotación al embrague y la caja de cambios y facilitar un arranque regular y suave.
Hoy en día, la mayoría de los vehículos diésel están equipados con un volante de inercia bimasa. Además del confort de conducción, reduce las variaciones debidas a la energía cinética. En consecuencia, también reduce las vibraciones que se sentían con los antiguos volantes de inercia que eran sometidos al alto par de los motores diésel.
Como no es una pieza de desgaste, no hay recomendaciones específicas. Sin embargo, los signos de fatiga pueden aparecer a partir de los 200 000 kilómetros.
No es raro que ocurra un fallo en el volante de inercia en algunos vehículos, especialmente en los motores diésel recientes, debido a la fragilidad del volante de inercia.
Un volante motor estropeado no es fácil de detectar. Entre un problema del embrague o un volante motor defectuoso, puede resultar complicado encontrar la causa.
Estas son las señales que pueden ocurrir debido a un problema con el volante motor:
Estas señales no deben tomarse a la ligera. Acuda a un taller para hacer una revisión y comprobar el estado del volante motor.